Los inmigrantes y las ciudades santuario son el blanco de las recientes órdenes ejecutivas de Donald Trump. Esto es simplemente antipatriota.
No somos un país que discrimina contra las personas por su religión o nacionalidad. No somos un país que construye un muro entre nosotros y el resto del mundo.
Como judía cuyos abuelos observaron con frustración mientras el presidente Roosevelt se rehusaba a dejar entrar refugiados de la Alemania nazi, me avergüenzo de mi país en el día de hoy.
Estados Unidos es un modelo para las personas LGBTT en todo el mundo y limitar, en vez de expandir el acceso a nuestro país, nos perjudica a todos.
Las acciones de Donald Trump tal vez lo hayan hecho popular entre aquellos que lo apoyan, pero esa popularidad vendrá a nombre de vidas perdidas, familias quebrantadas y billones de dólares del pueblo gastados.