Debemos trabajar para eliminar la violencia contra las mujeres trans
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Como muchas jóvenes, Elisha Walker era fanática de Beyoncé y le interesaba el cuidado del cabello y los productos de belleza. Según su madre y sus amigas, esta residente del pueblo de Salisbury en Carolina del Norte siempre sonreía, aunque su carácter alegre estaba marcado un fuerte sentido de independencia. Con solo veinte años, Elisha tenía su propio auto, un Pontiac Sunfire color plata, y tenía planes para mudarse y empezar una vida independiente.
Pero el 23 de octubre de 2014, todo cambió. Ese día, un jueves, Elisha desapareció.
Por casi un año, la familia de Elisha y sus amigos tenían esperanza de que la iban a encontrar. Y así fue –el 13 de agosto de 2015–, en una tumba poco profunda detrás de una casa en el condado de Johnston en Carolina del Norte.
La policía luego radicó cargos y arrestó a un hombre por el asesinato, aunque se han revelado pocos detalles desde entonces. De todas formas, se pueda probar o no que Walker fue asesinada por su identidad de género, quien la asesinó no será acusado de un crimen de odio. Esto es debido a que Carolina del Norte es uno de cinco estados que no cuenta con una ley formal contra los crímenes de odio.
En este año se ha visto un aumento alarmante en los asesinatos de mujeres trans, siendo la mayoría de esos crímenes reportados contra mujeres trans de minorías raciales y étnicas. Aún más alarmante es el hecho que los asesinatos cometidos contra mujeres trans rara vez son reportados, lo que indica que los números oficiales probablemente reflejan solo una fracción del total de mujeres que han sido víctimas de violencia. La falta de reportes específicos de estos crímenes ocurre en parte cuando se usa el género o sexo incorrecto para reportar el crimen y a su vez se le falta el respeto a la identidad de dichas mujeres.
Solo 16 estados y Washington D.C. tienen leyes contra crímenes de odio que incluyen la identidad de género como categoría protegida por ley. Según la encuesta Protected and Served? de Lambda Legal, las personas trans y que no se rigen por estereotipos de género tiene mayor probabilidad que aquellos que no lo son de reportan que han sido víctimas de crímenes violentos durante los pasados 5 años.
18% de los encuestados que son trans o que no se rigen por estereotipos de género, en comparación con 11% de personas que no lo son, reportó haber sufrido violencia por parte de su pareja. 21% de los encuestados que son trans o que no se rigen por estereotipos de género, en comparación con 11% de personas que no lo son, reportó haber sufrido abuso personal en los pasados cinco años.
Incluso más alarmante es que 52% de los encuestados que son trans o que no se rigen por estereotipos de género, y que reportó haber sido víctima de abuso sexual, indicaron que la policía no respondió de forma adecuada cuando buscaron ayuda. Esto es en comparación con 33% de personas que no son trans. 55% de los encuestados, ya sean personas trans o que no se rigen por estereotipos de género, dijeron que sufrieron al menos un incidente en que la policía no respondió completamente a sus quejas de violencia por parte de sus respectivas parejas.
De forma parecida, la National Coalition of Anti-Violence Programs indicó en su reporte de 2014 que “las personas trans de color tienen mayores probabilidades de sufrir violencia por parte de la policía, violencia física, violencia sexual, violencia en espacios públicos, discriminación, amenazas e intrimidación, y acoso, y tienen mayores probabilidades de necesitar atención médica como resultado de violencia generada por odio”.
Es notable que el reporte indica que, en comparación con el total de sobrevivientes: las mujeres trans de color tienen 1.6 mayor probabilidad de sufrir violencia física de odio; las mujeres trans tienen 2.9 mayor probabilidad de sufrir discriminación, 2.4 mayor probabilidad de sufrir acoso y 1.9 mayor probabilidad de sufrir amenazas e intimidación.
Detener la violencia en contra de las mujeres transexuales y transgénero de color necesitará un esfuerzo conjunto para fortalecer las protecciones legales contra la violencia y también para trabajar con los diferentes factores que hacen que las mujeres trans de color sean más vulnerables.
Las personas trans en general enfrentan gran discriminación en casi todos los aspectos del diario vivir. Esto incluye en la vivienda, en el trabajo y en la educación. Los efectos de esta discriminación sistémica son aún mayores para las mujeres trans de color, quienes en muchas ocasiones son forzadas a trabajar en economías subterráneas o de supervivencia.
Las mujeres trans de color enfrentan la amenaza de violencia no solo a manos de civiles sino también a manos de la policía. La policía con frecuencia se enfoca en las mujeres trans de color aunque estén llevando a cabo actividades completamente legales. Este es el caso, por ejemplo, cuando llevan condones consigo mismas y la policía usa esto como supuesta evidencia de actividad criminal.
El riesgo mayor de posible violencia para mujeres trans de color, ya sea en manos civiles o de la policía, estuvo presente, lamentablemente, en las circunstancias relacionadas a la muerte de Shelley “Treasure” Hillard, una joven negra de 19 años. Hillard fue asesinada en Detroit luego de que la policía presuntamente la forzara a convertirse en informante criminal contra un supuesto traficante de drogas. Supuestamente, luego le revelaron la identidad de Hillard al sospechoso, lo que llevó a que fuera asesinada cruelmente.
Incluso con el número en aumento de asesinatos reportados, los expertos y defensores indican que es importante ver más allá de los números. Hay que cambiar la narrativa sobre las mujeres trans de color, de víctimas a sobrevivientes.
“Los titulares noticiosos no te lo cuentan todo”, dice Lala Zannell de la National Coalition of Anti-Violence Programs. “Sí, estas mujeres son trans, pero son mucho más que eso. Tenemos que cambiar la narrativa para humanizas al individuo”.
Zannell alientas a otros defensores que trabajan contra la violencia a que reconozcan la labor de defensores trans en sus esfuerzos para detener la violencia contra las mujeres trans de color. “Hay una bella comunidad de activistas de los que no tienes idea”, dijo. “Como aliados, es importante escuchar a las personas y decir presente, de recordarse de la definición entera de la palabra comunidad”.
Mientras la cantidad de homicidios contra mujeres trans de color siga en aumento, necesitamos leyes contra crímenes de odio que explícitamente protejan la identidad de género. Y también necesitamos seguir trabajando en el ámbito legal, en la política pública y en la comunidad para darle fin a la discriminación sistémica que enfrentan las mujeres trans de color. Esta discriminación les priva de oportunidades educativas, de trabajo, en la vivienda, entre otras. Además, las hace más susceptibles a la violencia tanto dentro como fuera del sistema legal.
Comunícate en español con La Línea de Ayuda de Lambda Legal si han discriminado en tu contra por tu identidad de género. Llama al 1-866-542-8336 o visita www.lambdalegal.org/es/linea-de-ayuda.
El reporte de 2014 sobre crímenes de odio contra personas LGBTT y personas con VIH, preparado por la National Coalition of Anti-Violence Programs está disponible en inglés aquí.
Foto: Facebook