En mis propias palabras: la historia de Elsie
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Esta entrada del blog fue escrita por Ann Laurie*.
“¡Mamá, lo pasé súper bien!, dijo mi bella hija de ocho años Elsie, al regresar de la fiesta para padres e hijas de su escuela. No fue fácil lograr que Elsie fuera a lo que se conoce en inglés como Daddy-Daughter dance, pero la alegría que irradiaba Elsie valió la pena. Esta es la historia de cómo Lambda Legal logró que este día se hiciera realidad.
Más información en español sobre los derechos de los jóvenes transgénero aquí.
Elsie es la luz de mis ojos. Ella está llena de vida, es inteligente y cómica. Le gusta pintarse las uñas, jugar con muñecas, ver el canal de Disney en la televisión, y jugar con sus amistades. Elsie también es transgénero. Para ella, esto quiere decir que ahora lleva la ropa que le gusta y en la que se siente más cómoda. Usa el nombre Elsie y no Joey, que fue el nombre que se le dio cuando nació. Y usamos pronombres femeninos cuando hablamos con ella. Todos esto ha hecho un cambio increíble en su vida. Está más relajada, se siente más cómoda y tiene más confianza. Ya no se esconde más. No nos levantamos temprano los lunes para quitarle el esmalte de uñas. Ni se pone nerviosa al quitarse sus zapatos y medias o calcetines en la escuela. Antes le daba miedo que alguien viera que tenía las uñas de sus pies pintadas. Finalmente puede vivir libremente como la niña que siempre ha sido. Por eso fue que cuando Elsie regresó tan alegre del baile para padres e hijas –una tradición importante para las niñas en nuestro pueblo en Ohio, supe que era porque se sintió aceptada.
Al principio, ni siquiera la habían invitado al baile. Su expediente académico todavía indica, incorrectamente, que es un niño. Y el principal de la escuela había indicado que el baile era solo “para todas las estudiantes mujeres” (“for all of the female students”). Básicamente, el principal estaba diciendo que Elsie realmente no es una niña. Como madre de una niña transgénero, estoy consciente de que muchas personas no van a entender por lo que Elsie está pasando. También sé que tendré que pelear por mi hija y su derecho a vivir su vida de verdad. Pero tengo que admitir que esta batalla me tomó desprevenida. No pensé que iba a tener que pelear para que la dejaran ir al baile. Una fiesta podría tener poca importancia para muchas personas, pero era muy importante para Elsie. El participar de un evento para niñas en nuestra comunidad era de vital importancia para la salud emocional de mi hija y su sentido de pertenencia. Había estado anticipando la fiesta por meses. De hecho, tenía muchas ansias de ir a la fiesta porque para ella era un paso importante en su transición, tan importante como ir de comprar en la sección para niñas en una tienda. Estaba tan contenta la primera vez que fuimos de compra en la sección para niñas. Mi madre, la abuela de Elsie, le había comprado un vestido para el baile en enero. Casi todos los días, después de ir a la escuela, Elsie preguntaba si se podía poner el vestido por solo un momento antes de guardarlo cuidadosamente. Ella necesitaba ir a esta fiesta mucho más de lo que yo jamás podría entender.
Cuando descubrí que Elsie no sería invitada a la fiesta, insistí que la escuela reconsiderara su decisión. Mientras esperábamos, Elsie se puso muy ansiosa y triste por cada día que pasaba y no recibía una invitación. Sus amigas solo hablaban del baile y Elsie no sabía cómo explicarles que ella era la única niña que no le habían permitido ir. Traté de explicarle que había sido un error y que recibiría la invitación pronto, aunque yo no sabía si iba a poder ir. Por más que intenté protegerla de lo que estaba ocurriendo, ella entendía lo que estaba pasando. Un día finalmente me dijo, “No me van a dejar ir porque antes yo era Joey”. Ella estaba furiosa y avergonzada.
Al final de esa semana, el principal finalmente respondió a mis llamadas. Me dijo que el superintendente no iba a permitir que Elsie fuera al baile. Estaba tan enojada que le grité. Decepcionada, le dije al principal, “Están discriminando contra Elsie y voy a luchar contra esto”. No sabía cómo decirle a Elsie lo que había ocurrido, particularmente porque tendría que confirmarle lo que ella temía. La habían separado de las demás niñas y la habían tratado diferente porque el principal y el superintendente no creían que ella es una niña. Elsie es una niña buena y no había hecho nada incorrecto. Ella solo estaba siendo honesta sobre quién es y la estaban castigando por eso. No se merecía que la trataran así y necesitábamos ayuda.
Por la tarde, llamé a la Línea de Ayuda de Lambda Legal. Hablé con Alexis, quien provee ayuda legal. Con bondad y diligencia, tomó todos los datos de lo que había ocurrido esa semana. Me dijo que iba a tratar de ayudarnos lo mejor posible, pero que el baile ya estaba muy cerca. Al día siguiente, Elsie me preguntó sobre la fiesta como hacía todos los días. La senté y le expliqué lo que había ocurrido. Y traté de asegurarle que yo estaba haciendo todo lo posible para ayudarla. El peso de la situación ya era evidente en ella. Se levantó a mitad de la noche, llorando y rogándome que no la dejara ir a la escuela hasta después del baile. Yo tenía el corazón roto, pero Lambda Legal nos ayudó inmediatamente. Solo unos días después de mi conversación con Alexis, hablé con Kyle y Aisha, abogados de Lambda Legal, quienes me dijeron que le iban a enviar una carta a la escuela inmediatamente. En la carta, le indicarían a la escuela que tiene la obligación de respetar la identidad de género de Elsie y que tiene que permitirle que vaya al baile. Le dije a Elsie que unas personas maravillosas obran a intentar que la escuela cambiara de opinión. Esto le dio esperanza.
Aunque Lambda Legal no hizo promesas, rogué que la carta lograra convencer a la escuela. Y esperé a ver qué iba a pasar. Solo unos días después, la escuela me llamó para decirme que Elsie sí podría ir a la fiesta. Finalmente feliz de saber que Elsie podría asistir con el resto de las niñas, le envié un mensaje de texto a Renee, la madre de la mejor amiga de Elsie. Unos minutos después me respondió que le había ordenado un corsage a Elsie. Esperé a Elsie en la parada de autobuses para poder darle las buenas noticias tan pronto llegara. ¡Estaba tan contenta y emocionada! Cuando finalmente llegó el día, ella y su mejor amiga, Lana, llevaron vestidos azules que brillaban. El padre de Lana, John, quien las llevó a las dos a la fiesta, llevó una corbata del mismo color. Fue una noche perfecta.
Aunque al principio esta experiencia fue terrible para Elsie, ella parece que se recuperó. Me dijo después, “Espero que esto no vuelva a pasar de nuevo. ¿Pasará otra vez?” Fui honesta con ella y le dije que no sabía. Elsie entiende que habrá problemas en el future, pero espero que entienda que nunca estará sola y que siempre lucharé por ella. Estoy profundamente agradecida de que Lambda Legal estuvo ahí para ayudarnos.
Si has experimentado discriminación, llama a la Línea de Ayuda de Lambda Legal al 1-866-542-8366 o visita www.lambdalegal.org/es/linea-de-ayuda.
*Todos los nombres en esta historia han sido cambiados para proteger la privacidad de nuestros clientes. El equipo de Lambda Legal al que se hace referencia en esta entrada son las siguientes personas: asistencia legal de parte de Alexis Paige; Kyle Palazzolo, abogado de Lambda Legal; y Aisha Davis, recipiente de la beca Tyson Garner.