La exclusión de los latinos LGBT nos divide y debilita
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El siguiente artículo fue publicado originalmente en El Diario de Nueva York.
Emigré a este país de Costa Rica cuando tenía 9 años para reunirme con mi familia. Entiendo muy bien la importancia de las protecciones de inmigración. Pero, como hombre gay, me preocupa que muchos segmentos de nuestra comunidad están en peligro de quedar atrás si la reforma migratoria no incluye a parejas y familias gays, lesbianas, bisexuales y transgénero (LGBT).
Con el proposito de utilizar a nuestra comunidad como un instrumento político, algunos miembros del Congreso han declarado que la reforma migratoria no puede avanzar si incluye protecciónes para personas LGBT. Esta estrategia de dividir y conquistar asume que los inmigrantes, especialmente los latinos, serán cómplices de discriminación porque tienen más probabilidades de ser homófobicos.
Estos políticos no aprecian que nuestra comunidad —como todas las demás en los Estados Unidos— continúa evolucionando en cuanto a temas de igualdad LGBT. De hecho, existe un gran apoyo para la igualdad LGBT entre Latinos: según un reciente informe del Proyecto Avance del Movimiento, un 80% de los Latinos creen que las personas LGBT a menudo enfrentan discriminación, el 83% apoya protecciones contra la discriminación en la vivienda y el empleo para las personas LGBT, y el 75% apoya políticas escolares para prevenir el acoso y la intimidación de los estudiantes LGBT.
Las parejas LGBT y sus familias forman una parte cada vez más visible de la comunidad latina. Vivimos en los mismos barrios y enviamos a nuestros hijos a las mismas escuelas. Los lazos familiares son muy importantes para los Latinos LGBT, y nos comprometemos a criar a nuestro hijos en hogares estables.
El último censo nacional muestra que las parejas gays latinas tienen el doble de probabilidad que las personas blancas de criar hijos. De hecho, el 54% de las parejas lesbianas latinas y el 41% de las parejas gays latinas están criando niños. Este patrón demuestra que la familia y la crianza son igualmente importantes para todos los latinos independientemente de la orientación sexual. Por lo tanto, es lógico que todos nosotros tengamos un gran interés en una reforma migratoria que fortalezca a las familias.
Como inmigrantes, muchos latinos saben perfectamente que la pérdida de unidad familiar suele ser el precio de la migración, de nuestra búsqueda de oportunidades, y liberación de violencia política y persecución.
Como hombre gay, no tengo el derecho de patrocinar o traer a este país a una pareja o un cónyuge extranjero, no importa si estamos legalmente casados y criando hijos/as juntos. Yo no puedo ejercer el mismo derecho que mis padres utilizaron cuando reunieron a nuestra familia y me trajeron a este país. Esto es injusto y discriminatorio. La reforma migratoria tiene que solucionar este problema.
Nosotros debemos utilizar nuestro poder político para proteger a toda la comunidad latina. Cualquier plan que no incluya parejas y familias LGBT amenaza con debilitar a nuestra comunidad y dividirnos. Debemos rechazar las propuestas de inmigración que no abarquen a todas nuestras familias. Como una comunidad que ha luchado arduamente para obtener la visibilidad y el reconocimiento, no condenemos a nuestros hermanos y hermanas LGBT a la oscuridad.